El universo de los certificados es basto y amplio. Hay certificados para numerosas características: ecológico, de origen protegido, comercio justo, sin gluten, sin lactosa, de dietas como la keto o paleo….
Cuando nos encontramos a punto de hacer un pedido o delante del stand de una tienda nos asaltan las dudas y no sabemos cuál buscar.
Los certificados ecológicos nos ayudan a conocer la trazabilidad y origen del producto, y también pueden en última instancia constituir una diferenciación en calidad o sabor.
Certificado ecológico
¿Qué nos indica?
Estos sellos nos indican que los productos han sido cultivados mediante agricultura ecológica, con todos los requerimientos que eso conlleva.
Son alimentos que en su producción no son tratados con productos químicos sintéticos (pesticidas, herbicidas, abonos…) ni modificados genéticamente. Además en el proceso se utilizan medios que buscan proteger al máximo la biodiversidad local.
Los alimentos ecológicos procesados solo aceptan una docena de aditivos, en su mayoría productos naturales, en contraposición a los muchos conservantes, potenciadores y colorantes que encontramos en los procesados convencionales.
Hay distintas normativas y acreditaciones dependiendo del país en el que nos encontremos. El proceso de obtención de un certificado orgánico es largo, con numerosas fases en las que se comprueban datos tan importantes como los años que lleva el suelo sin ser tratado con productos químicos, fichas técnicas sobre los métodos agrícolas empleados entre otros. El proceso comienza con el envío de la documentación por parte de los agricultores, que será analizada por los profesionales de la agencia certificadora. Finalmente la parcela será revisada por un auditor para comprobar que se cumplen todos los requisitos.
Certificación
En Europa los aspectos legales de la certificación están regulados bajo un marco legal común, el Reglamento 834/07 de la Unión Europea. La etiqueta oficial es la eurohoja, que debe de ir acompañada del código de la entidad certificadora, así como el lugar de producción de esta.
Esta etiqueta solo puede incluirse en alimentos en los que un mínimo del 95% de los ingredientes sea ecológico.
Cada país se encarga de la aplicación de este reglamento que tiene carácter mínimo, por lo que podría endurecerla si lo viese necesario. Pero estas condiciones extra se aplicarían solo para dicho país, y los productos procedentes de otros lugares comunitarios podrían comercializarse como ecológicos perfectamente solo con cumplir los requisitos básicos de la EU.

Los organismos de control son materia de cada país, pudiendo existir etiquetas estatales propias o de empresas privadas, cuyo logo puede aparecer al lado de la eurohoja.
En España la gestión de la certificación cae en manos de las comunidades autónomas, habiendo algunas en las que se realiza mediante instituciones públicas (CAECV) y en otras mediante agencias privadas, como en Andalucía y Castilla la Mancha.
Dentro de las empresas certificadoras privadas autorizadas estarían CAAE, Kiwa, Sohiscert o Agrocolor.

Descubre nuestras almendras con sello Kiwa
En Francia es muy reconocido el logo AB (Agriculture Biologique), certificado por entidades independientes como Ecocert, Agrocert.
En su país vecino Alemania, también hay sellos ampliamente reconocidos como el Bio-siegel. Este sello reconoce que la producción respeta las normativas mínimas de la Unión Europea.
Pero el país de la cerveza también tiene etiquetas con requisitos más exigentes que los de la Unión Europea. Uno de ellos sería Naturland, que además de señalar que la granja productora está completamente convertida a ecológico, apuesta por criterios de Responsabilidad Social.

¿Y fuera de la Unión Europea?
Existen otras normativas, como la conocida NOP en EEUU, que certifica los productos ecológicos bajo el sello USDA organic.
Certificado de agricultura integrada
¿Qué es la agricultura integrada?
La agricultura integrada se encuentra a medio camino entre la ecológica y la convencional, aunque si la pusiésemos en una balanza tendería a esta primera.
Las bases son similares a las de la agricultura ecológica, con la diferencia de que el uso de agroquímicos sí está permitido en ella. Eso sí, en los niveles mínimos necesarios y siempre dando prioridad a métodos biológicos de control de pestes.
Este método pretende reducir la huella ecológica manteniendo niveles de producción cercanos a los de la agricultura convencional. Busca la protección del medio ambiente y la calidad y seguridad alimentaria, a la vez que garantiza la rentabilidad y viabilidad del cultivo.
Algunas parcelas utilizan como medio de transición a ecológico los principios de la agricultura integrada.
Certificación
La certificación no está regulada de manera específica a nivel europeo, por lo que cada país tiene el papel de elaborar su propia normativa.
En España hay un logotipo nacional, aunque las comunidades autónomas también han legalizado los suyos propios.

Certificado Deméter
¿Qué es la agricultura biodinámica?
Este certificado indica que el producto producido sigue los principios de la agricultura biodinámica, respetando así los ciclos de la naturaleza y una filosofía muy concreta.
La agricultura biodinámica es un modelo desarrollado por Rudolf Steiner, filósofo austriaco de los años 20 y fundador de la educación Waldorf y la antroposofía.
Su enfoque es holístico, viendo la finca como un sistema completo donde se unen el mundo animal, vegetal y el ser humano. Reivindica una agricultura regenerativa, muy centrada en devolver lo que la tierra nos da y en mantener la máxima calidad del suelo. Su funcionamiento se basa la armonía de los ritmos cósmicos, la luna y astros marcan la cosecha y momentos clave de cultivo y nos indican la dirección a llevar.
Certificación
La obtención del sello Deméter requiere de criterios aún más restrictivos que los BIO. El movimiento cuenta con una Federación Biodinámica y su propio sello certificado, siendo una de las instituciones más antiguas que sigue esta senda hacia la sostenibilidad.

Los certificados ecológicos son la mejor manera de garantizar al consumidor que todos los procesos por los que ha pasado el producto en su producción han sido respetuosos con el medio ambiente y con su salud. Sin embargo el proceso de certificación es complejo y supone unos costes que muchos pequeños agricultores no pueden asumir, dejándoles fuera de mercado.
La certificación es muy importante, aunque tener una relación directa con los agricultores que producen nuestra comida, conocer qué métodos utilizan y qué prácticas realizan siempre será la manera más tradicional de tener esa seguridad en lo que consumimos.