Carrito

Almendras ecológicas regenerativas

Almendras Chirlata es un proyecto familiar que nace del respeto por la tierra. Por tanto, la sostenibilidad en todos los procesos es nuestra mayor prioridad. Y regenerar nuestro entorno, una necesidad.

Ser productores locales nos conecta de forma directa con los problemas que las explotaciones agrarias intensivas causan sobre los ecosistemas. 

Vivimos en primera persona las dificultades de los pequeños agricultores en las zonas rurales despobladas y desprotegidas que, impotentes ante la sobreexplotación de recursos por parte de las grandes industrias agroalimentarias, a diario luchamos por revertir el desgaste de nuestros suelos.  

En Chirlata ya éramos conscientes de las ventajas de la agricultura ecológica, por eso cultivamos bajo la normativa de Agricultura Ecológica de la Unión Europea desde 2007 y contamos con el certificado de producción ecológica Kiwa

Pero además de producir con el mínimo impacto medioambiental, llevando la sostenibilidad a todos nuestros procesos, sabemos que es necesario avanzar un poco más y cultivar devolviendo a la tierra lo que nos da. 

¿Qué es la agricultura regenerativa?

Aunque no existen unas directrices formales reglamentadas, como sí pasa con los certificados ecológicos, la agricultura regenerativa abarca un conjunto de técnicas que buscan rehabilitar el suelo y aumentar su fertilidad obteniendo un doble beneficio: por un lado, aumentar la calidad y cantidad de producción, y por otro, contribuir a la lucha contra el cambio climático. 

Y muchas de estas prácticas regenerativas son las que los pequeños agricultores rurales hemos hecho toda la vida. 

Prácticas regenerativas en Chirlata

Los almendros son árboles muy resistentes, pero en una zona semidesértica como el Altiplano de Granada, donde no llueve mucho (apenas unos 500mm por año), es vital cuidar de uno de nuestros activos más valiosos y escasos: el agua.

El Almendras Chirlata llevamos a cabo procesos regenerativos para maximizar la captación y retención del agua. Por ejemplo, conservamos varios estanques repartidos por la finca y hemos construidos zanjas siguiendo el contorno del terreno y aprovechando las pozas naturales para repartir mejor el agua en el cultivo. 

También procuramos frenar la escorrentía manteniendo una cubierta vegetal perenne y cultivos de cobertura. El laboreo es mínimo y siempre con una labranza poco profunda que no daña el suelo. En las líneas de los árboles se deja que crezcan plantas aromáticas autóctonas, que además de mitigar la erosión, sirven de refugio a las abejas que nos visitan cada año para la polinización y a otros insectos.

Y para cerrar el ciclo, tras la cosecha incorporamos al suelo la cáscara de la almendra y los restos de poda triturados. Esta materia orgánica que regresa al suelo, además de mejorar su fertilidad por el extra de nutrientes que recibe, permite a la tierra conservar mejor la humedad.

En sintonía con otras iniciativas de agricultura regenerativa, como AlVelAl, en Almendras Chirlata estamos comprometidos con el cultivo familiar regenerativo y la producción sostenible de alimentos, así como el desarrollo rural de nuestra región.